Al
Tagrí o Al Tagarí, humano nacido, crecido y curtido en la vida en la
frontera. Entendida esta no como un trazo caprichoso en un mapa si no como un
amplio territorio de soberanía difusa donde los embates continuos de la
Existencia, siempre dura y a veces cruel y despiadada, te obligan a
disponer de raíces un tanto superficiales y a no tener demasiado apego por
nada que no te puedas llevar en las alforjas cuando una vez más te veas
obligado a salir picando espuelas al galope huyendo de la enésima
invasión.
Hijo del Al Garb Al Ándalus, la antigua
Lusitania romana, y de Al-Quila, la ruda estepa castellana. Adoptado por gentes
milenarias de montaña esmeralda y bravo Kantauri. Nómada en tierra
fértil, andalusí sobrino del Islam, muladí, cristiano, mozárabe, sefardí, converso,
adorador de Mari, pagano, druida..., aprendiz de todo y maestro de nada.
Nadie se puede permitir sopesar el futuro más allá de mañana, cuando una nueva
incursión enemiga del norte o del sur, del cielo o de la tierra te obligue una
vez más a entablar combate por lo que te resta de vida y quién
sabe si lograr un respiro en forma de pírrica victoria en la batalla, más
nunca en la guerra.
Debes buscar el silencio que precede a la
lucha, ese mínimo instante de eterna quietud entre los latidos de tu corazón. El
estremecimiento de una caricia en la inmensidad de la noche. El cálido
abrazo de un lejano e infantil recuerdo que cubra tu semblante de la delgada
pátina que un día fue la felicidad. El suave mecer de una embriagadora
melodía. La dulce ensoñación de encontrarte frente a la orilla del océano con
los ojos cerrados sintiendo el frescor del agua salada hasta los
tobillos, oyendo el fragor de las olas y sintiendo en tu piel desnuda la brisa
nocturna que proviene de la tierra. Girando al ritmo de los astros como
singular derviche. La cabeza ligeramente ladeada para sentir la energía del
cosmos. Los brazos extendidos a los lados ligeramente flexionados. La palma
de tu mano derecha hacia las estrellas y la izquierda hacia la
tierra formando un primigenio circuito que atraviesa tu alma y te sitúa en esa
múltiple frontera mar-tierra-cielo para que tu mente, libre de amarras, viaje por la zona crepuscular donde el mundo onírico se confunda con
la realidad, el día con la noche, la vida con la muerte...
Pequeños
tesoros de sencilla adquisición pero imposibles de retener como las
"lágrimas en la lluvia" de Roy Batty. Lo único inmutable es la
mutación esa es la gran tragedia de la vida y solo te resta disfrutar de
lo efímero sin tiempo para el lamento pues una nube de polvo en el horizonte te
indica que una nueva contienda te pondrá a prueba una y otra vez sin solución
de continuidad.
Atrás quedaron
la negación, la ira, la negociación y el dolor. Ahora tras la aceptación,
solo queda seguir luchando sin nada que reprochar al Destino.
"Vivir con miedo, eso es lo que significa
ser esclavo", dice el "replicante".
Es hora de continuar...
Leídos tus orígenes y tu carta de presentación una vez. Volveré a leerlo todo todito más tarde; pero de entrada, apuntar el buen gusto que me ha dejado.
ResponderEliminarSalud Al Tagrí o Al Tagarí!
;)
Ahora lo que escucho tiene sentido para mi, ahora que no se si afirmar que voy entrando en tu mundo, ahora cuando necesito venir a tu espacio a encontrarte...
ResponderEliminartRamos
Siempre serás bienvenida... especialmente tu y tu sensibilidad.
ResponderEliminarUn beso.
He llegado al principio. Me gusta hacerlo cuando lo que siento en el "presente" me resuena...me llega.
ResponderEliminarMe alegro de haberlo hecho.
No sé, es como si lo que sentía se confirmara.
Un beso.
Tu y yo sabemos lo relativo que es el tiempo y que la cercanía puede ser insalvable del mismo modo que no existen las distancias entre las mentes sensibles. Eres bienvenida en el pasado...
ResponderEliminar(continua en el siguiente post)