sábado, 18 de octubre de 2014

Y giro...


He querido experimentar con una de las cosas que más me estimulan: escuchar música e intentar plasmar en un texto la interpretación que hace mi mente de las ondas sonoras y comprobar que... "es mágica energía transformadora del pensamiento".
La escucho una y otra vez como un mantra y estas son las ideas que brotan: 
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Cierro los ojos pero no del todo... espacio infinito en todas direcciones... supongo, no hay referencias.
Materia difusa pero henchida de energías, tantas como estrellas en el Cosmos, y entre todas ellas la que me impulsa a rotar.
No hay luz ni oscuridad; silencio ancestral acariciado por el siseo de las esferas... pero la música... la música rasga el continuo espacio-tiempo brotando de algún lugar indeterminado de mi... de mi... núcleo.
!Oh cielos!, no tengo piel pero ese "ney" me arranca escalofríos.
La percusión desintegra mi esencia como un banco de peces asediado, como una ingente nube de aves danzando al crepúsculo... y giro... y giro... y la vuelve a fundir.
Estoy solo... no tengo miedo, formo parte de algo grande, una parte importante, la que abarcan mis ondas gravitacionales... y giro... y giro...
Mi nombre aún no se ha escrito, no existo en la memoria de nada ni nadie, no se me espera, no hay esperanza ni decepción, ni pasado ni futuro, todo es una ilusión. Todo lo que he sido y seré se ha olvidado... y giro... y giro...
No estoy pero soy.
Sin conexiones neuronales y  sin mente, pero consciente.
Aún sin rostro, una serena sonrisa se tatúa en el éter.
No hay corazón, pero siento su latir al ritmo de la rotación... de mi rotación...  y giro... y giro.
No queda rastro de miedo, angustia o ansiedad, todo carece de importancia, todo menos esta vibración que me eleva.
Belleza absoluta y pasión radiante, acogedora inmersión en sobrecogedor abismo.
Y giro... y giro... y crezco como una tormenta hasta alcanzar el... el... éxtasis.
Tan pequeño soy como un bosón y tan grande como el Amor.
Y giro... y giro... y giro...

Para saber más de la "Samá":

El siguiente es un pequeño extracto de video casero realizado con el teléfono en el teatro de mi pueblo el 16 Octubre del 2014. Es una ceremonia algo distinta de la que disfruté en Anatolia, la de la rama Mevlevi (Rumí también era conocido como Mevlaná) pero igualmente interesante y emotiva.
AL-KINDI Y LOS DERVICHES DANZANTES DE DAMASCO




P.D. Repasando el texto me resulta curioso como toda esa especie de visión o alucinación, ese desprendimiento del Ego, me recuerda mucho al sexo, como durante esos instantes la realidad se difumina para escapar por un momento de lo que nos somete... si, es muy curioso, siempre ha tenido algo de místico o divino, es lo más cerca que nosotros, pobres mortales, podemos estar de... lo que sea... Dios, Unidad, Todo... como se llame, o por lo menos, para los más escépticos, la ilusión de que en esos micro segundos de nuestra existencia alcanzamos a tocar el cielo con la punta de los dedos, aunque solo sea eso, una mera creación fantástica de nuestra mente y en realidad todos seamos nada... humo que dispersa el viento... solo un sueño... pero, ¿quien nos sueña?.