miércoles, 19 de marzo de 2014

Cosmos

No necesitaba despertador cuando cumplía el trámite de dormir. Esta vez fue un pensamiento inquietante el que elevo sus párpados. Encendió la luz y comenzó el escrutinio. La habitación le resultaba familiar, parecía su casa…si, estaba seguro, estaba en su dormitorio. Unos pocos segundos le bastarían para situarse, saber donde estaba y en que día y hora se encontraba. Con la persiana bajada y la puerta cerrada podía tratarse de cualquier hora del día o de la noche. Su reloj biológico había dejado de funcionar, tal vez las pilas. Sus bioritmos tenían arritmia crónica. Había llegado a pensar que se encontraba en un estadio avanzado en la escala evolutiva humana, no recordaba sus sueños porque ya no soñaba.
En su mente ya no había compartimentos separados donde habitaban consciencia e inconsciencia. Era un "loft" con pleno acceso a todo la información en cualquier momento. 
No era exactamente dormir lo que hacía. En lugar de eso, su cerebro se ponía en reposo aparente o en hibernación y solo en contadas ocasiones cuando la información se acumulaba y hacía acopio de actualizaciones debía apagarse brevemente para reiniciarse y continuar con su frenética actividad mental. Era una especie de desmayo programado o siesta.
Apenas cinco horas antes se había metido en la cama para…descansar un poco, o algo que se le podía asemejar bastante. Acababa de leer la noticia de que una cadena norteamericana de televisión de pago iba a iniciar la emisión de una reedición de la serie “Cosmos”. Creada y presentada por el astrónomo, astrofísico, cosmólogo, escritor  fuente de inspiración para muchos de nosotros: su querido y difunto Carl Sagan. Como lo suyo era una especie de sueño lúcido, las horas reservadas teóricamente para caer en los brazos de Morfeo las dedicaba a meditar sobre las cosas que le interesaban o preocupaban y esa vez no iba a ser una excepción. 

Recordaba cuanto le influyó en su día la emisión de la serie original. Todo un hito en la divulgación científica que logró que muchas personas de su generación se interesaran por la historia de la ciencia, la astronomía o el medio ambiente y como les inculcó la preocupación por el futuro inmediato en una época en que la genética, la física cuántica, Internet y las redes sociales, la tecnología digital, los dispositivos portátiles y un larguísimo etc, estaban en fase embrionaria. 
Supo de Eratóstenes, de Aristarco de Samos, de Galileo, de Johannes kepler... y dos décadas antes que Amenabar y su "Ágora", de Hypatia de Alejandría. El cambio de siglo y de milenio, supersticiones aparte, se presentaba como el umbral de una era en que ciencia y tecnología dotarían a la humanidad de un calidad de vida y un bienestar sin precedentes. Se diría adiós a la pobreza y el hambre y daríamos la bienvenida al tiempo del ocio, la realización personal y el crecimiento sin limites de nuestra condición de humanos… 
…pero las incógnitas que la ciencia había logrado despejar, como ya sabían los filósofos griegos, propició que el número de nuevas preguntas se viera multiplicado de manera exponencial o que en algunos casos se cambiaran por otras nuevas. La degradación ambiental que en los “ochenta” Sagan podía intuir no solo se había confirmado sino que se encontraba en fase critica. La economía global basada de manera absurda en el crecimiento había logrado que las desigualdades sociales y la acumulación de riqueza en unas pocas manos se hubieran acentuado de manera patente. La población había aumentado como nunca pero sufrimos de media más pobreza y más horrores de los que cabría esperar en un mundo tan “avanzado”.
Paradójicamente su “amigo“ Javier Gomá insistía en que en esta época la humanidad se encontraba en la mejor situación objetiva de la historia, esto es, éramos menos violentos (en esto coincidía por ejemplo Eduard punset) y globalmente la situación era más favorable que nunca para ser científico y no ser quemado vivo en una hoguera, disminuido físico o psíquico y no ser exterminado. Era posible ser niño, pobre, mujer, no blanco, no creyente, no heterosexual, etc, y poder sobrevivir en el intento como en ninguna otra fase de la historia de la humanidad.

Estaba de acuerdo con esta reflexión, por lo menos en parte, pero no le bastaba, no debería bastarle a nadie.

Trabajaba más horas que sus padres y tantas como sus abuelos, siendo tan austero como ellos. El ocio y las inquietudes artísticas le suponían un esfuerzo inasumible. La conciliación familiar le parecía una broma macabra. La situación se había convertido en algo carente de toda lógica y se acordaba de las palabras que Margerite Yourcenar puso en boca del emperador Adriano: “Dudo de que toda la filosofía de este mundo consiga suprimir la esclavitud; a lo sumo le cambiaran el nombre. Soy capaz de imaginar formas de servidumbre peores que las nuestras, por más insidiosas, sea que se logre transformar a los hombres en máquinas estúpidas y satisfechas, creídas de su libertad en pleno sometimiento”.

No sabía si todo resultaba ser el sueño de un oso polar, la fantasía insertada por Matrix en nuestras mentes o que en realidad el era un “replicante” y todos sus recuerdos le habían sido implantados por la inteligencia que lo creó. Recordó “Cosmos” y la Navaja de Ockham : entre dos hipótesis, una rocambolesca y otra sencilla debería escoger la segunda. La adaptación de esta máxima al  comportamiento humano se denomina coloquialmente la  "Navaja de Hanlon" que básicamente dice que, conspiraciones y contubernios del poder aparte, la explicación más sencilla para comprender todos esos desmanes dice que todo se lo debemos a la estupidez humana que Albert Einstein ya catalogó de infinita.
El bueno de Albert murió sin llegar a conocer la  "Teoría de la estupidez" , seguro que le hubiera gustado. Es de largo la radiografía más acertada del comportamiento homínido que se ha escrito jamás.
En pocos minutos se le elevarían los párpados impulsados por la lógica pregunta:
-¿seré yo uno de esos estúpidos?.-




"La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe"
El corolario de la ley dice así:
"El estúpido es más peligroso que el malvado"

Enlaces:
La Navaja de Ockham y el Principio de Hanlon 
 Cosmos de Carl Sagan (versión extendida español) 

viernes, 7 de marzo de 2014

Rendir la fortaleza

Me ha resultado del todo imposible decantarme por un solo tema cuando queriendo "ilustrar" mi sentir pensaba descartar uno... no he podido separar a esta dos "criaturas" y he decidido no dividir mi amor...ustedes lo entenderán.
"Hope" es una pieza un tanto especial de la banda "Kroke"(Cracovia en yiddish) pues su música suele ser muy animada. Poder verles en directo ha sido una de las más grandes experiencias musicales que he podido disfrutar en mi vida, hacen lo que quieren con la música y con nosotros, pobres mortales. Recientemente visitaron el teatro de mi pueblo pero, ironías del destino, yo me encontraba a quinientas millas viendo morir a mi padre; se que me perdonaran por haberles sido "infiel".
"
Nanina uspavanka" es una estremecedora nana tradicional cantada en serbio que forma parte de la BSO del filme "Savior" del director Pedrag Antonijevic´y ambientada en la guerra de Bosnia. En una de las escenas en la que la protagonista canta esta nana se narra uno de los actos más desgarradores, despiadados y nauseabundos que mente humana pueda imaginar, que ya es decir, y al tiempo posee una universal épica desoladora. En lo que dura una breve canción se resume toda la grandeza y toda la bajeza, miseria, indignidad, ruindad, vileza... no encuentro la palabra justa para calificar esa forma de proceder inherente al "homo ¿sapiens?".
Me gustaría saber si alguien podría elegir entre las dos... suban el volumen.
     

Nunca tuvo muchos amigos, huía de las grandes aglomeraciones y de grupos o pandillas numerosos pero aún así las pocas personas que había en su vida eran muy importantes para él, incluso más de lo que estaba dispuesto a admitir. Cuando existe sintonía y complicidad, casi siempre sin buscarla, las relaciones son perfectas, no importa el tiempo que pueda pasar sin contacto que cuando se retoman pueden continuar en el mismo punto donde quedaron a veces muchos años atrás. Es una sensación impagable desde luego. 

Víctor, "el vencedor", puede que sea una ironía... o quizá no; recordaba que desde mucho tiempo atrás, tal vez desde siempre, encontró en él a alguien con quien tener conversaciones distintas a las habituales, más estimulantes desde luego y de quien esperaba y exigía una franqueza que en ocasiones llegaba a ser hiriente pero que suponía una garantía inequívoca de autenticidad . 


Nadaba y buceaba mejor, corría más y durante más tiempo y escalando era de una agilidad asombrosa pero eso nunca le importo lo más mínimo y pudieron compartir en cierta época muchos momentos hermosos y algún que otro trance delicado. 

Su "talón de Aquiles" era, como ocurre en tantas ocasiones, la faceta emocional y creyó vislumbrar entonces cierto aire de extraña melancolía que se desataba siempre de manera inesperada, como si se le activara algún tipo de mecanismo automático. 
Entonces no le dio demasiada importancia pues pensaba que, como todos, tendría su particular parcela de mundo interior que resultaba inaccesible para el resto de los humanos y por lo tanto no debía de ser algo realmente importante.


Era un primero de enero cuando se encontraban en la montaña dispuestos a pasar lo que quedaba de "Saturnales" disfrutando de lo que según la previsión meteorológica iban a ser unos perfectos días para la práctica del alpinismo en pleno invierno y en el más absoluto aislamiento. La fuerte ventisca paro a media noche, como decía el parte, el cielo se abrió poco a poco por completo dejando a la vista una panorámica estelar incomparable, dando paso a continuación a una gigantesca luna llena que ya empezaba a asomar por la cordillera y que les iba a permitir continuar la ascensión hasta el refugio acompañados del grandioso espectáculo que suponía ver todo el paisaje, que presentaba la más copiosa nevada en décadas, aclarado por la mejor luminaria posible.

En un momento de la aproximación por huella marcada perdieron la referencia brevemente y se vieron obligados a superar un pequeño resalte no sin dificultad puesto que siendo un paso corto decidieron en un principio no asegurarlo y dado que presentaba una fuerte helada la situación se complicó. Fue justo en ese momento cuando Víctor sintió que se resbalaba lentamente y le llamo pidiendo ayuda.

Es curioso como en el tiempo de un latido todo se puede ir al infierno... o no.

Rápidamente pudo asegurar la posición y tenderle la mano para ayudarle a progresar y salir del estúpido lío en que se habían metido. Ninguno de los dos dio importancia en aquel momento a lo sucedido y la jornada y los días siguientes resultaron espectaculares; el estado de la nieve, la climatología, las ascensiones... fueron de los que nunca se olvidan, como inolvidable fue el día que comunicaron por la emisora al refugio su intención de no bajar esa noche y realizar un "vivac" en altura aprovechando las inmejorables condiciones que presentaba la montaña, que a pesar del intenso frío les permitió vivir una noche mágica practicamente en vela y sin apenas hablar sobrecogidos por la fabulosa representación que les tenía guardada la naturaleza: primero la impresionante bóveda celeste en las horas previas a la salida de la luna y luego, con el plenilunio, las altas cumbres nevadas y todo el paisaje que abarcaba la vista con ese halo misterioso que ofrece la noche despejada y helada alumbrada por singular farol...

Días después, exprimida por completo la ventana de buen tiempo, decidieron volver a casa y durante el descenso con un sol cegador que todavía les iba a acompañar durante unas horas pudieron comprobar al pasar por el lugar del incidente que, de no haber logrado sujetarle a tiempo, la caída hubiera sido mortal. Víctor concluyó que le había salvado la vida aunque él hasta el presente no había vuelto a pensar en ello. 

Con los años llegaron a perder el contacto habitual, aunque siempre que se encontraban resurgía el buen "feeling", la conexión que perduraba en el tiempo y que les evitaba estúpidos preámbulos.
Así la vida continuó...

Al fin supo que tras diversos avatares, Víctor, decidió rendirse al asedio vital y entregar su fortaleza de una vez y para siempre, pasando a engrosar la lista de los innombrables.

Considera que el mayor tesoro que posee una persona es la absoluta soberanía sobre su vida y que nadie debería marginar el recuerdo de quien ejerciendo esa potestad decide que no compensa y que es mejor ser honesto y rendirse cuando la batalla y la guerra están del todo perdidas. 

Pero no puede dejar de pensar que cuando Víctor,"el vencedor", empezó a resbalar de nuevo, ni él ni nadie estuvo lo suficientemente cerca para tenderle la mano.


"Desde la muerte del amigo que había llenado el mundo y lo había reemplazado, Aquiles no abandonaba su tienda alfombrada de sombras: desnudo, acostado en el suelo como si se esforzara por imitar al cadáver, se dejaba roer por los piojos del recuerdo. Cada vez con más frecuencia, la muerte le parecía un sacramento del que sólo son dignos los más puros: muchos hombres se deshacen, pero pocos hombres mueren"
Patroclo o el destino (Fuegos) 
"La muerte, para acabar conmigo, tendrá que contar con mi complicidad"
Fedra o la desesperación(Fuegos) 
Marguerite Yourcenar