En la burbuja adivino
en una simple pompa de jabón
efímero su destino
Al tagrí
Ella, mi mente, me dice que le enloquece este tema.
Ella, mi mente, me ha despertado con dulzura, como siempre lo hace, con la suavidad de un pensamiento que va tomando forma y que reclama mi atención. Me susurra la posible existencia de infinitos universos paralelos contemplada por las teorías más novedosas y como siente que, aún siendo muy bonito soñar, si tuviera la posibilidad de elegir y cambiar de plano, de secuencia y de dimensión como en el cine y aparecer viviendo otra de las hipotéticas vidas... se quedaba sin dudarlo, bueno... dudandolo un poco, con la que tengo ahora; le ha cogido cariño, en todos los aspectos, a mi insaciable gula, como desvela mi eneagrama; todavía cree en nosotros y sabe cosas que no me va a contar, que tendré que descubrir por mí mismo y eso es a todas luces apasionante.
Ella, mi mente, sabe quien soy en realidad, y como seductora, bella e inaccesible amante no me lo va a poner fácil, cuanto más la intente seducir, cuanto más la corteje más se alejara de mí. La táctica a de ser muy otra, observarla en la distancia y pasar a un segundo plano a esperar que decida entregarme sus tesoros que son infinitos. Como un potro en estado salvaje, vendrá a mí si me muestro sumiso e indolente.
Ella, mi mente, no me dice quien soy en realidad pero me invita a considerar lo que no soy, a pensar que si logro retirar una a una todas las briznas de paja quizá algún día descubra cómo de brillante es la aguja, o si existe en realidad tan preciado botín...
Ella, mi mente, me insinúa que no soy lo que tengo aunque eso ya lo sé hace mucho tiempo, me sugiere que tal vez no sea tampoco mi cuerpo, mi envoltorio que se renueva y que envejece y que, por supuesto, no soy ella, mis pensamientos mutantes.
Ella, mi mente, no me lo va a desvelar todo pero con un guiño y un sutil gesto de su mirada me señala un umbral del que, una vez traspasado, no podré regresar, el otro lado del espejo, la pastilla roja de Matrix, la puerta del abismo donde están todas las preguntas y todas las respuestas, donde habitan todos los universos en una burbuja de tamaño infinitamente pequeño, el Yo profundo, el verdadero... tal vez no me guste lo que descubra pero ya me han seducido las sirenas...
Ella, mi mente, cree que la presunción de que fuera posible aparecer como espectador de lujo en la época y lugar que nos apeteciese para disfrutar de momentos mágicos e irrepetibles y poder volver para contarlo... eso sí que le parece más que seductor.
Ella, mi mente, elegiría, esta vez sin dudarlo, el café de Rick la noche en que aparece Elsa. Como le gustaría poder tomar unas copas con él escuchando a Sam tocar "As Time Goes By" y "disfrutando" y compartiendo la angustia y la melancolía rememorando París y los tiempos felices.
Ese pensamiento sí que vale un "penique".
"Cuando abro mis ojos al mundo exterior, me siento como una gota de agua en el océano; pero cuando cierro mis ojos y miro interiormente, veo el universo completo en una burbuja levantándose en el océano de mi corazón"
"La Sinfonía Divina"