miércoles, 1 de enero de 2014

Thalassa

No, no soy adivino, no sé cómo, cuando ni donde, ni siquiera porque, pero sé a ciencia cierta lo que va a suceder. El escenario es el embudo de un sistema caótico al que lanzamos una canica y que independientemente de la dirección y fuerza con la que cae y las perturbaciones que sufra, resulta ineluctable que acabara en el agujero del fondo.
Hace escasas semanas tuve que realizar un viaje largamente esperado y para el que, por supuesto, no estaba preparado. Un viaje sin posibilidad de retorno en las mismas condiciones de inicio, regresaría transformado para bien o para mal y en mi mano estaba (entonces no lo sabía) que la transición fuera positiva para todos.
Mi padre estaba llegando al fondo del embudo, como digo, lo esperaba, pero nunca pienso demasiado en el futuro y creía saber cruzar el río cuando me encontrara en la orilla. Fui cargado de ira, resentimiento y reproches pero todo quedo en el exterior de la habitación en el momento que me encontré con un ser humano desprovisto absolutamente de todo artificio, de cualquier resquicio de estoicidad, puro y simple.
Cualquier ser indefenso me supera, maldita empatía, y ahora no iba a ser de otra manera. Odiaba entender el porqué de casi todo proceder humano y a la vez sentirme profundamente incomprendido, me hastiaba poder ver más allá y comprobar la ceguera general. Todo esto me hacía pensar, en realidad, todo me hace pensar y me encanta hacerlo, a veces en mi cabeza hay tal actividad que se asemeja a  un caótico y multicolor zoco magrebí  en apariencia desordenado. Entonces me acorde de la famosa frasecita:                                                                                                                                                                                    "Si no eres tú, ¿quién?. Si no es aquí, ¿dónde?. Si no es ahora, ¿cuándo?. Si no es para todos, ¿para qué?."

 Hablamos en una semana escasa más que en toda mi vida. Paradójicamente él se encontraba en una situación análoga a la mía 47 años atrás cuando en pañales me tenían que dar de comer, asearme y velar mi sueño. Le di de comer, le atendí y le vele todas las noches hasta el último aliento cogido de mis manos, tenia tanto miedo al dolor y la muerte, como podía tenerlo  yo a la oscuridad de niño. En realidad siempre tuvo miedo y esa fue su verdadera esclavitud, siempre fue un  enfermo, ahora lo se...  , nunca creí que sentiría tanta piedad y que lloraría tanto por ese hombre. No hay nada épico en la muerte y menos en el dolor y el sufrimiento, fue horroroso y desee terminar cuanto antes. Afortunadamente hay en el mundo almas resplandecientes que saben entender en una simple mirada lo que no pueden explicar un millón de palabras, y así todo termino para él.
Lo importante no es el fondo del embudo sino el recorrido que hacemos a modo de regreso cual Anábasis, con quien lo hacemos y como lo hacemos, las micro decisiones que diariamente tomamos y el amor que damos y recibimos; lo que ocurre es que, a diferencia de Jenofonte y los suyos, nosotros nunca gritaremos "thalassa" al final del camino.
 Si, sé que voy a morir, siempre lo he sabido, pero eso es como mínimo para luego que es futuro y no pienso demasiado en el futuro. Ahora me siento en paz.

4 comentarios:

  1. Ha sido tan bello, tan lleno de sentimiento y de cordura que no puedo decir mucho más. Solo que cada vez pienso más en que pronto me tocara acompañar a los míos en ese final del viaje y temo que no sabré estar a la altura.

    Un abrazo grande

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  2. No me cabe la menor duda que sabrás como proceder llegado el momento. Cuando se trata de seres especiales para ti y los padres para bien o para mal siempre lo son, no debes pensar demasiado en ello, si me permites la sugerencia, simplemente emociónate todo cuanto seas capaz y deja que aflore tu Yo más intimo que te ha de guiar con mano firme para conseguir una transición placida para todos. La muerte es inexorable, la de los seres más queridos también, eso es cristalino, y esta puede ser una experiencia tan horrorosa que te haga desear tu propio fin. Pero del mismo modo esta será enriquecedora si consigues que sea algo transcendente para todos, morir en buena compañía rodeado de quien te ama ,comprende y/o respeta es un buen anhelo. Morir en soledad, por mucha vida interior que se posea, es mi mayor pesadilla. Grande es mi abrazo y mi deseo de felicidad.

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  3. Hoy estoy volando por nuevas palabras....
    y me gusta lo que leo.

    Un beso.

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    Respuestas
    1. Esto si que es una sorpresa, no me esperaba una visita en mi primera entrada y menos un comentario. Fue muy especial para mi.
      Gracias, un beso.

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