lunes, 6 de enero de 2014

Dios ha muerto (en Larrauri)


Me traslado treinta años (veintisiete) atrás a un precioso pueblo costero en la época en que mi pequeño gran mundo completa una nueva órbita alrededor del astro rey, durante esos días el frenesí es tal que hasta los tataranietos de los dinosaurios pierden la cabeza.
Me he perdido de mis amigos como es de rigor y en compañía de quien me han traído mis "causas y azares" sea quien fuese, entro en un local de ambiente alegre y combativo donde observo que en la pared, entre infinidad de carteles de todo tipo, hay uno que anuncia que en breve habrá una actuación musical en un pequeño y destartalado escenario situado en el exterior en un coqueto patio. El grupo en cuestión no es nada del otro jueves, es uno más de una pléyade que en esta década están proliferando como champiñones por doquier, no son especialmente buenos pero casi ninguno lo es, hacen una especie de ska-punk muy divertido y junto a la conveniente predisposición juvenil a pasarlo bien hacen que lo que iba a ser un día más se convierta en un día que todavía recuerde casi tres décadas después.          
Años de cambio, sin duda, para todos nosotros sin excepción, todavía recuerdo algunos de los temas que escuche aquel día y que,  entre otros muchos sencillotes y pegadizos, había uno que se titulaba "Dios ha muerto" y que a su manera resumía la sensación que teníamos casi todos, por lo menos los que estaban a mi alcance, y que hoy puedo corroborar, de que efectivamente dios había muerto. Aun hoy para efectos prácticos diría que soy ateo sin remisión, pero declarar la muerte de Dios implica el reconocimiento de que alguna vez debió existir y eso es algo que estoy en disposición de admitir. En astronomía a veces se tiene el conocimiento de la existencia de un cuerpo celeste solo por la influencia gravitatoria que este ejerce en las órbitas de otros cercanos, digamos que conocemos las consecuencias y damos por hecho dicha existencia.
Si extrapolamos este argumento y nos atenemos a las consecuencias que acarrea la creencia en Dios, esto es, inquisición, cruzadas, yijad, colonizaciones, represiones varias..., o curaciones milagrosas, apariciones de santos y vírgenes con la construcción de ciudades enteras para la peregrinación y un larguísimo etc., pues independientemente de la demostración empírica o la imposibilidad absoluta de su verificación, pues eso, que para bien y para mal Dios ha existido, existe y existirá mientras una sola persona así lo crea. 
He dicho que soy ateo convencido en la actualidad pero es por pura ignorancia o por desidia porque me he puesto a investigar sobre el tema y resulta que soy "agnóstico apático", esto es, ni se si existe, ni me importa, ni me afecta demasiado y si se me apareciese un Dios un día y no me dejara ningún género de dudas sobre su realidad, pues creo que a estas alturas me importaría menos que el índice Nikkei. Cuestión aparte es por que derroteros discurre mi natural necesidad espiritual, pero eso es otro tema que me interesa bastante más y que me costaría un potosí explicarla.
Esa es básicamente mi singladura.

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