domingo, 1 de junio de 2014

Universo paralelo

"Aún perdido en Babilon
azul índigo colorea mi piel
 cruzaré presto el Sahel "
 Al Tagrí...  Ibn Al Sahara.
Este tema me traslada lejos, muy lejos en tiempo y espacio
Ana Alcaide
Dos hombres despiertan tras un profundo sueño en latitudes y épocas distintas; Amanar lo hace después de haber soportado la más terrible tempestad del desierto en muchos años y no se explica como a él, un curtido "imuhagh", le ha podido sorprender una tormenta de ese modo, siempre las ve venir...

En otra parte del mundo, años antes o quizá milenios después, Martín abre los ojos muy lentamente e intenta una vez más situarse, siempre le ocurre lo mismo, no recuerda nada de lo que hizo el día anterior y le costará un triunfo recuperar aún una parte de la película si es que al final lo logra. Esta vez se encuentra más dolorido que de costumbre y al incorporarse observa que tiene el torso vendado y que le cuesta horrores moverse.  La resaca apenas le permite pensar y se arrastra hasta el baño como puede y una vez frente al espejo siente como sale de su boca un alarido de horror al ver que su rostro está totalmente desfigurado, más que de costumbre. A los consabidos labio y ceja partidos se le unen los dos ojos hinchados hasta lo grotesco, la nariz no parece rota pero se asemeja a una patata grillada, casi no puede orinar por el intenso dolor pero parece que no le falta ningún diente, hoy es su día de suerte...

Amanar (la constelación de Orión), con su habitual calma intenta atar el montón de cabos sueltos que se ha encontrado esa mañana. Es obvio que la tormenta le cogió totalmente por sorpresa y que esta debió ser terriblemente virulenta a juzgar por el estado en que han quedado él y su dromedario, semi enterrados ambos, pero por alguna extraña razón no consigue acordarse de nada. Basándose en la posición en que estaba tumbado ha deducido que venía del norte y a juzgar por la cantidad de té que resta en la saca debe llevar como quince jornadas de marcha. Tras hacer inventario de provisiones y seguir con sus pesquisas para determinar su posición y saber por todos los "djinns" de donde rayos venía y que estaba haciendo allí, imbuido estaba en sus pensamientos cuando nota que el otro lado de la duna le trae el olor a otro animal, trepa hasta la cresta y comprueba que allí se encuentra otro dromedario y eso cuadra más en su particular esquema mental. Con el único que tenía no le bastaba para portear la "jaima" y el resto de las provisiones necesarias para llegar a las montañas Ahaggar, al norte de Tamanrasset.  Sabe hacia dónde se dirigía cuando le sorprendió la tempestad e intuye con aproximación de donde venía... de Douz, la puerta del desierto, pero, ¿que hacía allí?, el nunca iba tan al norte...

Martín se dirige de nuevo a su cuarto a coger una toalla y una muda para poder darse una ducha e intentar por una vez despejarse un poco y pensar con claridad. En la mesilla de noche se encuentra con el parte de lesiones que le debieron hacer en el hospital. La lista es interminable: dos costillas fisuradas, traumatismo ocular con leve desprendimiento de retina en el ojo derecho, fuertes hematomas en riñones y testículos, abrasiones y contusiones varias... al lado en el suelo se encuentra la camiseta que llevaba puesta el día anterior con huellas de al menos tres calzados distintos, esta vez le habían pateado con saña, debió hacer muy bien su trabajo de provocador nato. Su psiquiatra le dijo una vez que ese comportamiento no se debía en su caso a un ansia autodestructiva sino a la búsqueda desesperada de la sensación de estar vivo que le provoca el subidón de endorfinas que su cuerpo segrega en situaciones de lucha. En realidad no le convencía mucho ese argumento pues la mayoría de las veces estaba tan "colocado" que dudaba mucho que llegara a sentir algo estimulante. Toma píldoras para dormir, para estar despierto, ansiolíticos, analgésicos para las frecuentes migrañas y toda una larga lista de sustancia adquiridas en dudosas "farmacias" sin necesidad de receta alguna. A veces las toma todas juntas acompañadas de cantidades industriales de Jack Danniel´s, lo que le convierte en una bomba de relojería con patas, una auténtica cuchilla andante...

Azûlay (el hombre de los ojos bonitos), así era apodado en su tribu, "tus ojos no son de este mundo de mortales hijo mío, son de la profundidad y belleza del cielo nocturno de nuestro querido Teneré", le repetía su madre. Su verdadero nombre, Amanar, se lo debía al hecho de haber nacido cuando la constelación de Orión (el guerrero del desierto) y su fiel escudero, la refulgente Sirio, se encontraban en su zenit. Habían pasado por lo menos tres veces diez ciclos, aunque ese era un dato que casi nadie computaba, no es algo necesario para vivir en el desierto. Conocer los movimientos de las estrellas y poder leer sus secretos si era vital para sobrevivir en esos parajes...

Tras asearse, tomar un café (con ibuprofeno) y serenarse un poco, Martín se mira en el espejo del baño, sus otrora famosos ojos color miel (gracias Marrubi), misteriosos e hipnóticos, apenas se distinguen bajo la hinchazón, durante unos instantes queda pensativo mirando su reflejo e intentando recordar cómo y cuándo empezó aquella pesadilla. Desde que le echaron hace más de un año no ha vuelto a trabajar en ningún otro sitio, ni siquiera lo ha intentado. Meses antes Ana, su compañera de toda la vida le había abandonado llevándose con ella a la hija de ambos, Michelle de seis años. Cuando pensaba en ellas acariciaba con la mano el colgante que pendía de su cuello y que le había regalado su hija, una concha blanca con el interior de un nacarado brillante enlazado en un cordón de cuero negro. No tenía nada que reprocharla, al contrario, bastante había tenido que soportar durante todos estos años y eso era algo que nunca se perdonaría y que le atormentaba hasta la desesperación. Su marcha no era la causa de su locura sino una de sus consecuencias...

Es noche sin luna en el Gran Erg Oriental, la favorita de Amanar, tras una cena frugal, en el fuego la tetera hierve al sosegado ritmo de los astros y del corazón del tuareg. Orión esta cercano a su zenit y esas noches siempre le han parecido las más hermosas del año. Su pequeño universo está a punto de completar otra vuelta alrededor del astro rey. Mira hacia el sur y piensa en su tribu... y en su familia, en su esposa Tajeddigt (la flor) y en su pequeña hija Tanirt (el ángel), cuando las rememora acaricia los amuletos que, como buen bereber, siempre cuelgan de su cuello. Si los espíritus le son propicios pronto se reunirá con ellas...

Siguiendo los dictados del médico que le recomienda reposo durante al menos una semana, Martín decide desplazarse a su cabaña en la sierra. A pesar de ser uno de sus sitios favoritos hace mucho tiempo que no la visita. Ha hecho fuego en la chimenea para caldear la estancia y tras tomarse una sopa caliente sale al exterior a contemplar el firmamento, desde niño siempre fue una de las actividades que más le estimulaban y que tenía casi olvidada. Estamos a mediados de enero y Orión, su constelación predilecta, se encuentra en su zenit, hay luna nueva y permanece largo tiempo hipnotizado con la visión de Sirio, deleitándose con sus continuos cambios de color y con su impresionante brillo sin parangón en el cielo terrestre. Pierde la noción del tiempo obnubilado con la visión del cosmos hasta que el intenso frío le trae de vuelta a la realidad. Entra en la cabaña y tras echar leña al fuego se sienta en un sofá frente a la lumbre hasta que cae en un profundo sueño. Por primera vez en años consigue dormirse sin tomar píldoras y sin estar completamente ebrio...

"Mis amigos"
 "Tinariwen (plural de Teneré, "los desiertos" en tamazight) es un grupo musical tuareg de Mali. Mi recuerdo es para ese pueblo que a día de hoy sufre una guerra silenciosa contra el integrísimo religioso y contra el pasado colonial."


A pesar que de noche el frío es notable en el desierto, Amanar siempre duerme plácidamente, pero esa noche un extraño sueño le perturbará y le removerá en su lecho. Inmensas aldeas surcadas por monstruos de hierro de refulgentes ojos, miríadas de personas caminando aceleradas sin rostro y sin rumbo claro, un cielo nocturno sin estrellas y un aire espeso y maloliente por doquier... se despierta muy nervioso y con ¿ansiedad?, no conocía esa sensación, ¿qué le está ocurriendo?, siempre ha vivido en calma y armonía, nunca ha tenido miedo a nada y ahora se despierta atemorizado. Empieza a creer que su posible estancia en Douz tiene mucho que ver con su estado alterado y decide poner desierto de por medio y dirigirse sin más demora hacia el sur donde le esperan los suyos...

Martín se despierta con lentitud del más profundo de los sueños, una sensación de tremendo bienestar le invade, cree haber dormido por mil años, hasta recuerda su sueño y eso hacía mucho que no ocurría. Cielos henchidos de estrellas, horizontes infinitos, un mar de dunas, calma, sosiego y su rostro cubierto por un "tagelmust", un turbante color azul índigo. No recordaba exactamente cuándo fue la primera vez que soñó con el desierto pero debió ser con las primeras conexiones neuronales, durante la  primera noche. La atracción que sentía y que siente solo es comparable a la que sintió Ulises por los cantos de las sirenas... sin embargo nadie le ha atado a un mástil y podrá dejarse llevar, dejar de resistirse...

Para escapar de esa horrible sensación de ahogo desconocida hasta entonces, el  tuareg se refugia en su rutina diaria y en la continua meditación, su voz interior siempre ha sonado alta y diáfana y de ese modo poco a poco recobra su natural serenidad. Es posible que el concepto de felicidad sea desconocido para él; quien asume los ciclos de la naturaleza, quien afronta sin reproche los retos de una existencia dura y exigente pero sencilla y profunda al mismo tiempo, no necesita conocer el significado de esa palabra. Simplemente la vive...  

Semanas más tarde Martín se encuentra en la ciudad de Douz, la puerta del desierto, ha quemado sus naves cambiando sus ciento cuarenta corceles nipones por dos dromedarios, provisiones y una "jaima". Vestido a la manera beréber y tras unos días de aprendizaje en el manejo de las bestias la hora de partir a su viaje sin retorno ha llegado. Nada le ata a su pasado, tan solo un recuerdo colgado del cuello, su presente es un mar de arena. Día tras día su voz interior se hace más patente y los ruidos de su cabeza se van difuminando. Pasadas dos semanas de travesía siempre hacia el sur Martín observa que en el horizonte el cielo se ha vuelto muy oscuro de repente y que espesas nubes negras se acercan a gran velocidad. Nunca ha visto una tormenta de arena pero eso le parece una especie de tornado de unas dimensiones espectaculares. En cualquier caso con una calma desconocida incluso para él se dispone a afrontar la tormenta como lo haría un auténtico "hombre libre" del desierto. Tumba a las bestias haciendo un parapeto contra la tormenta y se cubre por completo. Agarra su amuleto y pensando en los seres queridos que perdió en la otra vida cierra los ojos entregándose a su destino...

Amanar se aleja jornada tras jornada del foco de su pesadilla, lentamente al ritmo de la naturaleza recobra su serenidad y su templanza. Las pequeñas cosas de la vida, las más intensas, le colman de satisfacciones: una estrella en la inmensidad de la noche, el primer té amargo como la vida, el segundo dulce como el amor y el tercero suave como la muerte, el intenso sabor de un dátil, el recuerdo del tacto y el aroma de una mujer, de su mujer y el brillo de los ojos de una niña, de su niña. Cuando piensa en ellas no deja de acariciar el amuleto que le regaló su hija, una concha blanca con el interior de un nacarado brillante enlazado en un cordón de cuero negro.
Ese mismo día, si los espíritus le son propicios, sus profundos ojos contemplarán la silueta de su campamento al atardecer ...
   


"- Reláteme un momento de felicidad intensa en su lejano desierto.

- Es cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, y el frío no ha llegado, y hombres y animales regresan lentamente al campamento y sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo, amarillo, verde… Es un momento mágico… Entramos todos en la tienda y hervimos té. Sentados, en silencio, escuchamos el hervor… La calma nos invade a todos: los latidos del corazón se acompasan al pot-pot del hervor….Aquí tenéis reloj, allí tenemos tiempo."
Entrevista a un tuareg 

Música tuareg, hipnótica y vital

Música vasco-amazight
verdes arenas del desierto



14 comentarios:

  1. Hay relatos que te transportan fácilmente a otro universo.
    Dos vidas aparentemente opuestas y, sin embargo, recorriendo caminos paralelos...tal vez unidas por el mismo espíritu.
    Un amuleto lleno de la fuerza necesaria para seguir sin miedo, al destino.
    Unos bonitos ojos, bellos como la más preciosa de las perlas negras.
    Otros, color miel cuya dulzura, misterio e hipnotismo no desaparecerán por muchas veces que se pierdan tras una hinchazón...

    Más que bello tu relato, Al Tagrí. Logra que una se olvide del reloj y que respire "tiempo".

    Un beso.

    P.D, Mmmmmm!!! toda la música que acompaña a este texto es una delicia. Te recorre la piel de una manera especial, provoca dejarse llevar y...bailar.
    Gracias por compartirla.



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    1. Hola Marrubi!!, si he logrado que por un momento te transportes a otro universo y que hayas conseguido respirar tiempo... me siento mucho más que feliz.
      Esos ojos tuyos son, míos no ;).
      Si como creo existen infinitas vidas paralelas, debemos afrontar todas y cada una de ellas con la misma intensidad, sean cuales sean las cartas que nos hayan tocado. No se debe desperdiciar ninguna, todas y cada una de incalculable valor, y esperar poder traspasar a otro plano donde las circunstancias sean más acorde con nuestro espíritu. A Martín le comprendo pero no le perdono, a pesar de que ha estado a punto de embaucarme con su enigmática y dulce mirada. Cuando el lo desee, le mandaré a su viaje soñado por las dunas del desierto pero luego deberá regresar y arreglar su vida.
      Comparto contigo, entre otras muchas cosas, el placer por esta y por tantas otras músicas.
      Un beso y mi deseo de felicidad.

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  2. Cuando esté en casa vuelvo a leer esta historia de paralelismos que te arrastra... y pondré la música, que intuyo deliciosa.
    Decirte que me ha encantado la lectura rápida que he hecho, así que imagina cuando la disfrute... despacito.

    Muxuak!
    Veo que lo de los amuletos nos llama la atención, eh?!
    ;)

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    1. Hola Edurne!!, efectivamente los amuletos dan mucho juego... y mucha energía. Resulta complicado el tránsito entre universos, en realidad para la mayoría es imposible, pero para nosotros es coser y cantar, bendita escritura. Podemos cambiar de plano, de época, de traje, de piel e incluso de rostro ;). Y que decir de la música, que te transporta a lugares y estados del espíritu que solo en sueños podríamos concebir.
      Bienvenida a casa, florecilla viajera.
      Muxubet.

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  3. Un intenso escalofrío me recorre el cuerpo casi terminando de leer tu bello relato: otra delicia más de Al Tagrí a la que regresaré en estos días para saborear más despacio.
    Creo que buceando en nuestro interior es como llegamos a nuestra verdadera esencia. Y a partir de ahí, bien enraizados en ella, somos, hemos sido y seremos...
    Mil gracias Al Tagrí por tu excelsa generosidad. Besos mil

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    1. Querida Milena, es cierto, sumergirnos en nuestro interior nos puede deparar incontables momentos de placer indescriptible pero al mismo tiempo requiere de un esfuerzo y una dedicación constantes, tareas que requieren una gran parte de nuestra energía. A mí personalmente las baterías se me cargan al máximo cuando leo que el relato a conseguido que un escalofrío te recorra el interior, una de las sensaciones más estimulantes y más energéticas que existen. :)) Delicia es escucharte siempre.
      Gracias a ti, besos.

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  4. . Amanar:

    El profesor mediocre dice. El profesor bueno explica. El profesor superior demuestra. EL PROFESOR EXCELENTE INSPIRA.
    —William A. Ward

    y en el punto de ,,,,allí TIEMPO

    a pesar del desconcierto hasta que se purifica de la actitud de Martin:, como m a e s t r o de lecciones adquiridas por decisión propia dentro de un marco donde el valor, respeto y amor a si mismo y fidelidad a la verdadera esencia, SE LIMITA A RESOLVER y le regala una lección a ese ser verdaderamente perdido

    “Es sabio dirigir tu cólera hacia los problemas, no hacia la gente; para centrar tus energías en las respuestas y no en las excusas.

    —William A. Ward


    En mi opinión existen verdaderos "MAESTROS" que no son conscientes de sus grandes enseñanzas, pero, muchos, muchos más alumnos del oportunismo

    No encuentro tanta ficción como pudiera parecer, me parece una gran metáfora y confieso ser una despiadada pues soy de la creencia que si se sube una montaña que te lleva a la cima para purificarte lo has de hacer paso tras paso con kilometros que te hagan ampollas y si tienes sed tengas que buscar un riachuelo, no te encuentres con un agua embotellada en la mano y subas en coche de alta gama.

    Entiendo en mi criterio, que has descrito la valía de un ser y la cobardía de otro...entre más mensajes.

    ¡Te felicito¡ y te considero un "maestro" ,hubiera sido imposible narrar no sólo el continente sino también el contenido.

    Tus valores me ayudan y aprendo, es muy de agradecer, me quedo pensando ¿hubo paralelismo? o ¿eran la misma persona?....


    Besos muy muy fuertes

    tRamos




    .






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    1. Bolboreta querida, esta vez me has dejado casi sin palabras, el casi es muy importante, que yo me quede sin palabras sería preocupante, ni debajo del agua!! ;). Sin demasiadas palabras que decir pero con mi mente en plena ebullición, ando dandole muchas vueltas a tu comentario y las vidas ¿paralelas? de ambos personajes. En un principio quise darle a Martín la mera oportunidad de escapar de su vida y refugiarse en lugares más confortables para su esencia, pero después de darle muchas vueltas he llegado a la conclusión de que no sería justo. Millones de personas le sacan chispas a existencias menos afortunadas que la suya e intentan encontrarle sentido a la vida bailando sobre campos minados de miseria, guerra y enfermedad. No, no sería justo, si no es capaz de apreciar la inmensa valía del tesoro que le ha sido concedido pues... ¡sayonara baby!. Su vida y el momento presente son de un valor incalculable, es muy afortunado independientemente de las mejores o peores cartas que le hayan tocado en reparto aleatorio. He decidido que no es la misma persona, como podría serlo, el espíritu es imperecedero. Tras la tormenta fin de la ilusión, toca regreso a casa y afrontar su autentica vida. Amanar no merece conocer a Martín ni en sus pesadillas.
      Hablaremos más tranquilamente en cuanto tenga una oportunidad.
      Besos.

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  5. Ahora me estoy dedicando a oír la música...
    Imaginar y soñar y volar...
    ;)

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  6. Hay relatos que nos transportan a otro universo y este es uno de ellos..
    Dos vidas opuestas , pero recorriendo caminos paralelos, un amuleto para dar fuerza para llegar al destino..

    Muy bello tu relato con palabras muy profundas, que nos hacen olvidar el reloj, para vivir el tiempo que nos queda

    Un beso, me gusto mucho
    Agur




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  7. Hola Isa, me alegro muchísimo si te ha gustado. A mi me ocurre como a todos, supongo, que a veces me da la sensación que con una sola vida no me va a bastar y que me gustaría poder vivir otras para conocer otros sabores, otras músicas... otras personas. En fin.
    Un gran beso parisina del sur.
    Agur.

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  8. Saludos hermano Mugalari!

    Sabes que ya ni siquiera tengo que buscar tu link en “favoritos”, tecleo Al Tagrí en google y ahí sales tu, el primero. Te hiciste famoso. ;)

    Me leí esta entrada el día que la publicaste, una vez más la melodía y la lectura quedaron perfectamente engarzadas, la canción acabó en el punto y final. Asombroso! Delicioso!

    Tu texto ha viajado conmigo, metro arriba, metro abajo y yo sin fuerzas para contestar.
    De hoy no pasa! Voy a volver a leer. Esta vez sin música, que yo me distraigo fácilmente.

    He mirado fotos de Douz y por más que lo intento no la recuerdo, quizá es porque fue en otra vida y por eso ya lo olvidé del todo.

    A Martín le guiaba una concha alrededor del cuello.
    El hogar de la concha fue arena en el mar, el hogar de Martín estaba en la arena del desierto, ese amuleto lo unió con su destino, con el que fue en otro tiempo, con el que volverá a ser: Tuareg.

    De eso si que me acuerdo, de los muchachos tunecinos, muchos con fantásticos ojos de color miel, salpicados con trozos marrones que chisporroteaban de alegría.

    Ahora tu también has creado.
    Me ha encantado.
    Muxuxxx :)

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    1. Amadísima Diosa de la pasión y del trueno, venerada y venérea reina del universo, me llena de orgullo y satisfacción... esteee... no espera, me estoy liando con otro tipo de rey más prosaico y menos espabilado...(¡¡República para tod@s!!) Mi alma se dilata hasta dimensiones inimaginables al saber de tu deleite y tu goce, nada me puede agradar más que saber que mi humilde escrito ha servido para que tú, ocupada en tu azarosa vida celestial, hayas tenido un pequeño instante de entretenimiento y relajación.
Es posible Divinidad que el hecho de que no recuerdes tu estancia en la "puerta del desierto" se deba que dicho periplo lo realizaras en época de Selene meliflua, no lo sé, en ese caso efectivamente eso ocurrió en otra de tus antiguas vidas, en una más terrenal cuando vivías sometida a los designios arbitrarios de falibles mortales. Ahora en tu nueva condición, y nunca mejor dicho, no hay Dios que se te resista, nosotros los humanos, menos aún.
 En mi afán de asemejarme a ustedes, dioses que gobernáis nuestra existencia, he querido ejercer de manipulador del Destino de Martín y ofrecerle la posibilidad de corregir un error de ubicación en los infinitos universos paralelos, pero como ya he comentado no me parece justo otorgarle ese privilegio y en mi infinita potestad de creador le "condeno" a aprovechar la única vida que tiene y tendrá. Puede soñar con el océano de dunas cuantas veces quiera, incluso puede viajar al Sahara si es su deseo, pero no le permitiré quedarse más de lo necesario para despejarse y cargar sus pilas, no se quedará ni en esta ni en ninguna otra época. Le ordeno y le mando regresar a su mundo y enderezar su desastrosa vida y buscarle sentido a su singladura. Tiempo indefinido es lo que le concedo, el tiempo de todo mortal.

      Un beso querida estrella.

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