miércoles, 14 de mayo de 2014

Ecos de dolor



a mi querida madre

Del universo flotante
donde aprendí la luz original
partí a vivir errante

tornar al inicio quise
a rememorar el amor primero
la muerte me dejo triste

ni beso ni despedida
sin su calor, su tacto y aroma
desolación desmedida

Hace escasamente cuatro meses y medio que comencé esta singladura bloguera y hoy tengo la sensación de que llevo toda mi vida y que se ha creado en mí una adicción similar a la que se siente cuando estas enamorado, eres correspondido y tu ego se ve continuamente agasajado por quien solo ve en ti amor, luz y perfección.

El primero de enero puse la primera piedra de esta fortaleza publicando un escrito que había creado para que me sirviera de auto terapia y poder purgar los fantasmas de la muerte de mi padre. Yo mismo me senté en la silla y en el diván para relatarme mis sentimientos, llorar, comprenderme y perdonarme. Ese demonio salió despavorido como perseguido por alma resplandeciente, se difumino como una pompa de jabón y por primera vez en mucho tiempo me sentí liberado, feliz y en paz.

Descubrí que esto es fundamental para mí y me pregunto que he estado haciendo todos estos años, como no había pensado que poner negro sobre blanco mi alma y poder observarla después era tan catártico y terapéutico. Ahora creo que no hay quien me pare, he cogido carrerilla y he entrado a saco en el abismo, he abierto la puerta del desván dispuesto a airearlo y bañarlo de luz solar.

Eso parece el camarote de los hermanos Marx, hay alguna bonita fotografía pero cubierta de polvo, cachivaches varios, discos de vinilo, ataúdes, viejos amores olvidados, mi querida Sarri, mi abuela materna, un niño igualito que yo de pequeño, un quirófano... y demonios, muchos demonios de todos los tamaños, diablillos muertos al nacer y nonatos, engendros quitándose la vida, diablos en delirio de alcohol, anfetaminas y LSD... y en el centro de la estancia el mayor de todos rodeado de fuego, humo, cenizas y calor asfixiante, un demonio de mi mismo tamaño o quizá un poco más alto, con mi mismo rostro, desnudo y con la piel de un magnético color escarlata. Me resulta repulsivo pero no puedo dejar de mirarle, el muy cabrón está en muy buena forma y muy bien dotado en todos los sentidos.

Casi todos las otras criaturas han ido escapando a medida que he ido purgando mi alma, las he ido dando puerta una tras otra pero este rey de mis demonios va a costarme un triunfo deshacerme de él, va a vender cara su piel bermeja que le pienso arrancar a tiras, me mira desafiante con los ojos inyectados en sangre y sonríe con socarronería y suficiencia al tiempo que con sus cejas me señala el foco de calor que se encuentra a su lado y me invita a descubrirlo.

Retiro ceniza y más ceniza, rescoldos que abrasan y el aire se hace irrespirable, aparece una enorme cicatriz de unos cuarenta centímetros, como la que tengo en la pierna desde los seis años, una cicatriz reciente, palpitante y brillante, con los puntos aún sangrantes y supurando pus y un hedor insoportable. Sigo retirando ceniza y carbón y son tres más las que aparecen, es un tremendo zarpazo realizado por una bestia de garras enormes. Descubro que lo que esta remendado de urgencia es mi alma y que esa herida que yo creía curada y olvidada no es otra que la muerte de mi madre. La vista se me nubla tras una catarata de lágrimas, las piernas no me sostienen y caigo desplomado, siento un tremendo dolor pero no sé donde me duele. Oigo al demonio como se carcajea y por primera vez en mi vida siento mucho miedo, miedo al vacío, miedo a no poder salvar a los míos, a no poder reconfortarlos a todos, miedo a que el dolor me paralice y no me permita ser feliz...

... entonces cierro los ojos y la veo, la veo como siempre la he recordado, sonriendo y tarareando alguna canción, dándome una lección de cómo se debe vivir, disfrutando cada momento como si no hubiera mañana y dando amor todos los días por que nunca sabes cuándo va a llegar ese último instante y si vas a poder decir adiós.

- Ama, lo siento mucho, no pude despedirme y darte el último beso pero quiero que sepas que soy mucho mejor persona que cuando tenía diecisiete años, que yo me voy a ocupar de todo y de todos y que me hubiera gustado mucho ocuparme de ti hasta tu último aliento pero como no pudo ser quiero decirte hasta siempre con ese beso que me tenía seca la boca y empedrado el corazón. Te quiero como nunca y como siempre.-

Me equivoqué al pensar que el demonio grande desaparecería al expiar mis penas y mis culpas pero el muy truhán continua en el centro de la estancia aunque ya no sonríe y ya no parece tan joven y tan lustroso. Para empezar le he dado ropa vieja y le he puesto a barrer el desván que está hecho unos zorros. Tendremos que convivir mi querido demonio y yo. He abierto puerta y ventanas y lo he decorado todo con bellos recuerdos y fotografías de momentos felices.
Esto ya parece otra cosa.


Gracias a tod@s por estos cuatro meses y medio.


Victoria María